El obispo Santos Montoya Torres ha sacado su libreta de cambios y ha repartido nuevos destinos pastorales por buena parte de La Rioja. El propósito es claro: que ninguna parroquia, por chiquita o apartada que esté, se quede sin acompañamiento espiritual.
Así, don Jesús Manuel Antoñanzas Pascual a un auténtico “circuito” de ocho pueblos. A partir de ahora será el párroco de Igea, epicentro de la comarca y lugar de encuentro de media Ribera junto a Cornago, Grávalos, Valdeperillo, Muro de Aguas, Villarroya, Ventas de Cervera y Rincón de Olivedo. El nuevo párroco no estará solo: a su lado, el sacerdote Nelvis Ramiro Reyes Sánchez ejercerá de vicario, ese copiloto imprescindible para atender bautizos, bodas, fiestas y todo lo que haga falta.
Siguiendo por la zona, el padre Juan Ramón Montalván Rodríguez se encargará como vicario de otras ocho parroquias en torno a Cervera del Río Alhama. Parece que los kilómetros no asustan a estos curas todoterreno que ya tienen el depósito lleno y la agenda lista para la ruta dominical.
La reorganización llega también al Alto Najerilla y a Badarán, donde tres misioneros de la Natividad de María harán equipo: Wilibaldo Valdez Hernández, quien llevará la batuta de la coordinación, Santiago Buenaventura Hernández Aguilar y Luis de Jesús Campos Tovar. Juntos pilotarán catorce parroquias.
En Logroño capital tampoco se quedan quietos. Fermín Labarga tomará las riendas de Santa Teresita del Niño Jesús, mientras que José Ramón Pascual desembarca en Santo Domingo de Silos, con Ángel Felipe Domínguez como mano derecha. Luis Ángel Moral Astola pasa a San Antonio de Padua y José Antonio Gutiérrez Martínez continuará al frente de San Bartolomé sin soltar el timón de Ventosa.
Más allá de los nombres y los mapas, el mensaje de la diócesis es rotundo: se apuesta por una Iglesia que llegue hasta la última casa, que hable de tú a tú con las familias del campo y que, al mismo tiempo, refuerce su presencia en la ciudad.