El Gobierno de La Rioja mueve ficha ante el calor y el riesgo extremo de incendios en el campo. Desde hoy se permite, de manera excepcional y por adelantado, el labrado profundo en parcelas de cultivos herbáceos de invierno y en tierras de barbecho con un objetivo claro: enterrar rastrojos y cubierta vegetal seca para reducir el combustible disponible en caso de fuego.
La medida, que habitualmente entra en vigor a partir del 1 de septiembre, se activa antes de tiempo para ganar semanas decisivas en plena temporada crítica. Con el volteo del suelo se busca “limpiar” las superficies más sensibles y cortar la mecha que facilita la propagación de las llamas cuando aprietan las temperaturas y el viento no ayuda.
Los agricultores que acometan estos trabajos tienen una obligación clave: comunicar a la Dirección General de Agricultura y Ganadería, en un plazo máximo de quince días desde que realicen el laboreo, qué parcelas se han visto afectadas. Es un trámite sencillo pero imprescindible para llevar un control de la ejecución y evaluar la eficacia de la medida sobre el terreno.
No se trata de una licencia para arar sin más, sino de una acción concreta y justificada por la emergencia: el labrado profundo para enterrar restos de rastrojo y la vegetación que, seca y abundante, multiplica el peligro. Menos material combustible significa menor intensidad del fuego y más opciones para frenarlo si se declara.
El mensaje es claro: proteger al medio rural y a quienes viven de él. Con esta autorización anticipada, la Administración apela a la corresponsabilidad del sector, que ya conoce de primera mano el impacto de los incendios en cosechas, suelos y hábitats.