No hay fiesta sin bar, ni bar sin ese olorcito que te arrastra desde la plaza hasta la barra. Buenas noticias: por tercer año consecutivo, el plantel de Cooking Mariapy, comandado por Amaia Sáez de Guinoa y un equipazo con sonrisa de servicio continuo, llevará las riendas del AMBIGÚ en las Fiestas 2025 de Igea. La concesión vuelve a casa tras la tradicional subasta “por puja a la llana”, de las de toda la vida, sin misterio y a cara descubierta. Transparente, como el agua de sus guisos y la manera de hacer de Cooking Mariapy: honesta, cercana y con ese punto canalla que nos pone a todos en modo verbena.
Hablando claro: cuando Mariapy abre la plancha, el pueblo huele a fiesta. Madrugadores de diana, peñistas en modo vermú, familias que buscan mesa a la sombra del 'atiguo frontón' y noctámbulos que llegan con pasos de charanga… todos encuentran su sitio. La fórmula no engaña: producto rico, raciones generosas y ese toque casero que hace que “lo de siempre” sepa a estreno. Entre barra y pasaplatos asoman clásicos que nunca fallan, bocados para compartir y alguna sorpresa de esas que te obligan a mandar foto al grupo de WhatsApp.
Mientras Lorea, sirve, Carlos, repone y Amaia dirige, Cristina es de una de las que, con mano y mirada firme pero con cariño: ordena la barra como quien dirige una cuadrilla, con ritmo y buen humor. El equipo, que ya se conoce la liturgia del chupinazo al último cohete, funciona como reloj: uno canta comandas, otro baila la freidora, otro pilota la barra… y todos rematan con ese “¿algo más por ahí?” que suena a música para el hambre y la sed. Aquí nadie se queda con ganas: si el cuerpo pide algo salado después de bailar, llega; si reclama dulce para rematar el día, también.
Lo mejor, quizá, es el ambiente. El AMBIGÚ es un pequeño puerto en medio de la marea festiva: gente que entra y sale, saludos de esquina a esquina, un “ponme lo de siempre, porfa” y otro “oye, ¿qué me recomiendas hoy?”. Y esa sensación de que, entre bocado y bocado, estamos celebrando mucho más que unas Fiestas: celebramos encontrarnos, reconocernos y brindar por seguir aquí, juntos, un año más.
“Si algo huele bien en la Plaza, Mariapy ha abierto la cocina”, se escucha por ahí. Y razón no les falta. Enhorabuena Amaia y equipo por la puja y por la constancia. Que ruja la plancha, que sonría la barra y que el AMBIGÚ vuelva a ser ese kilómetro cero donde se toma impulso para todo lo demás.
¡Nos vemos al otro lado de la barra!