Hay un lugar entre montes,
ubicado en una ladera,
con un nombre peculiar,
es nuestra Villa de Igea.
Es un pueblo singular,
bondadoso y generoso,
con la Virgen del Villar,
como el centro de lo hermoso.
Ella nos protege y cuida,
como una madre piadosa,
por eso los igeanos,
la cuidan como a una Diosa.
Son sus fiestas patronales,
motivo de mucha alegría,
pues hay gente por las calles, a
todas horas del día.
El Linares baja seco,
pero tiene su armonía,
pues nos deja algunos pozos,
que otros ríos los querrían.
Este es mi pueblo,
mi rinconcito de vida,
pues siempre está en mi corazón,
junto a mi madre querida.
ADARNAHEL