Alguna vez no acudí
a nuestra cita del final del verano.
Cómo una amante antigua
te has quedado cosida
en mi alma y en la mirada de las flores
que de lejos ven unos ojos llorosos.
Novenas de nueve días.
Campanillas del recuerdo.
Música celestial que tocan los que no están.
Nudos en la garganta
embotados en frasquitos de cristal.
Desierto de arena y sed.
Travesía de silencio y ruido.
Espérame por si pronto puedo volver.
En la plaza o en la calle Mayor.
Al final de la cuesta o en el último escalón.
Tú espérame.
madrugada fría
en la que grito tu nombre
y en mis labios se esconde
una sonrisa lejana
que baila de la mano de una luna conforme.
Yo sueño con no fallarte la próxima vez.
Ya llega el primer domingo del próximo mes.
Tú... espérame!