La Coscoja (Quercus coccifera), también conocida por nombres como chaparro o carrasquilla, es pariente cercano de la encina pero mucho menor. De hecho, es un arbusto y la encina es un robusto árbol. Aparece en los lugares donde existió la encina en forma achaparrada y casi rastrera por el suelo. No suele alcanzar más de dos metros de altura y ocupa manchas impenetrables de varios metros cuadrados de superficie.
Florece a la vez que la encina y su fruto es el mismo: las coscolinas o bellotas.
Muchas de las malvices que nos visitan encuentran en ellas su alimento. Los pichentes y las tordas o mirlos escarban por debajo de ellas entre la hojarasca buscando caracolijas, lombrices y larvas. Normalmente debajo de ellas el suelo está completamento cubierto de hojarasca ya putrefacta y por eso no llegan hasta ahí las heladas. Los animales lo saben y los días de hielo o fuerte viento se refugian mucho en ellas y a la vez buscan comida. Los conejos también se meten mucho pues saben de la dificultad de los perros para penetrar por ellas.