Apuntes de historia

Igea en la guerra contra los franceses (REVISTA PALALLANA)

PALALLANA
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IGEA EN LA GUERRA  CONTRA LOS FRANCESES (Extraido de la Revista Palallana nº 9 de Julio de 1980)

1,809•- Esta es la primera nota indicativa de que los franceses también llegaron hasta Igea, en su invasión de España: "Había trigo sin vender en el granero de la Iglesia, y lo escondieron en los montes, por huir de los franceses, que invadieron el pueblo, y que se encontraron dos puertas granero abiertas, y sin dicho trigo, aunque corrieron noticias de que algunos de la Justicia se habían llevado alguna porción".

El Cura Párroco, Don. Alejandro Anguiano, mandó al Mayordomo  que hiciera averiguaciones. El precio del trigo era de 36 reales la fanega.

Ese mismo año hay otra anécdota relacionada con los franceses: "Un peón estaba llevando los ladrillos desde S.Pedro Mártir a la Parroquia y los franceses se los volcaron". Fue entonces cuando desapareció la Ermita de San Pedro Mártir  y su terreno se convirtió en Cementerio.

Independencia


1.810.- Por mandato de los regidores, Emeterio Chavo y Antonio Muñoz, y del procurador  Félix de la Torre, se recogía dinero para ayudar a las tropas francesas. También se recogían granos, y el recaudador se llamaba Fermín de Anguiano.

1.817.- Este año hubo que realizar unas obras muy importantes: "Se rompió el arco de la columna  de la pila del agua bendita. Y Don. Antonio Oscos compuso el chapitel de la torre y las faltas de las linternas de la misma, abrasadas por "una exhalación de fuego, en una tempestad", o sea por un rayo.

Y también en este año, se tuvieron que pagar 290 reales, como contribución eclesiástica, llamada de los treinta millones, impuesta en el año 1808 por la invasión francesa. Esta misma cantidad se siguió pagando años sucesivos.

1,820.- Ya en el año anterior se hablan vendido varias fincas de la Iglesia a Don Blas Bea. Pero ahora fue el Ayuntamiento, por propia autoridad e iniciativa, el que vendió diversas fincas de la Parroquia, para poder pagar los tributos que exigían los franceses, y el Obispado mandó que dichas ventas se acreditasen por me dio de escrituras públicas.

1.822.- El Gobierno provisional de la nación había impuesto, como queda dicho, uno contribución, que se pagaba en forma de canon, en género: trigo y vino, y que cobraba un comisionando de la Junta Diocesana. Durante muchos años fue Comisionado, el vicario de S. Pedro Manrique, y desde este año lo fue el cura de Autol. Este impuesto se llamaba "de los 30 Millones".

1.823.- La Regencia del Reino impuso otra tributo, de los 10 Millones, que se había de pagar al Estado.

1.324.- Es de notar que en este año hubo un grave "quebranto" en los tres arcos de nave principal de la Iglesia. y fue obligado llamar a un técnico, Pedro-Antonio Azpiazu y Moreno, de Viana (Navarra), para que reconociera las ruinas. La carga fue la filtración de aguas de la acequia del Rincón, a su paso por debajo  de la sacristía, que también estaba en peligro.

1.331.- Se seguirá pagando el gravoso tributo para ayuda contra los franceses.

1.833.- Por una orden urgentísima, cesaron los enterramientos dentro de la Parroquia y hubo que poner a punto un cementerio provisional, donde hoy está el grupo escolar.

1.835.- Las Cortes Generales del Reino volvieron a imponer a la Iglesia Española otra contribución, además de las que ya se venían pagando.

1.836.- El Comisionado provincial de la Diputación embargó y mandó vender, para sacar di­nero para armamento y defensa de la Provincia: 3 cálices, un incensario, un vaso pequeño y una custodia pequeña sobredorada, todo de plata, por el precio de 1.426 reales. Ese comisionado se llamaba Don. Cenón García de Araoz, y lo hizo por or­den del Gobierno de la nación.

Ese mismo año, el general del Ejército del Norte exigió un reparto extraordinario para la guerra, de trigo y cebada para las tropas en su lucha con­tra el invasor.

Las importantes obras realizadas y las continuas contribuciones, acabaron con todos los fondos parroquiales.

1.843.- Durante los años 1.843 - 1.844, el alcalde y el Ayuntamiento se hicieron cargo de la administración y manutención de los bienes de esta Iglesia, y no consintieron intervención alguna del Tribunal Eclesiástico, pero este estado de cosas sólo duró un año. Era la época de la desamortización de Mendizálbal, cuando se adquirió por esta Parroquia, a la de Cornago, el altar del Carmen, por un gasto de 660 reales y se creó la Junta de Culto y Clero, que era la administradora los bienes de la Iglesia.

Investigando sobre un posible efecto de la Guerra de la Independen­cia sobre la demografía en IGEA, no hemos encontrado datos especiales, ni en el número de nacimientos, ni en el de las defunciones, si bien nos ha llamado la atención el año 1.834, en el que murieron 153 personas, siendo así que la media anual era de unas cincuenta; y los más anormal es que de esas 153 personas difuntas, 43 fueron niños, y 110 adultos de diversas edades. En ese mes de agosto fallecieron 89 personas, pero lamentablemente no aparece la causa de defunción en sus partidas.

Es muy probable que hubiera alguna de las muchas epidemias frecuen­tes, que asolaban nuestros pueblos desprovistos de defensas sanitarias.

Por vía de ejemplo, anotaremos que el tifus se llevó 129 personas en 1368; la viruela causó 143 muertes en 1875; el sarampión diezmó la población infantil en 1389, cuando murieron 123, de ellos 106 niños y 36 adultos; y en 189, nos visitó la neumonía y se llevó 87 personas.


Por desgracia, también la Virgen del Villar los efectos de la guerra. En 1.811 fueron vendidas por el Ayuntamiento cinco de sus mejores fincas y diversos objetos de plata, y hubo que entregar para gastos de guerra 1.000 reales de vellón, lo que ya nunca fue devuelto, a de la obligación impuesta por el Obispado en su Visita Pastoral de 1.328.



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Revista Palallana (Julio de 1980)

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