Paseando con Pedro Sáez-Benito Abad

Un coloso en La Cabezuela

​SENDEROS DE ÁRBOLES SINGULARES (N.º 3)
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Dentro de nuestros pequeños recorridos para descubrir y dar a conocer los árboles más sobresalientes de Igea, hoy vamos a ver un olivo colosal ubicado en pleno corazón del término de La Cabezuela. Como se puede constatar en la fotografía, se trata de un ejemplar de unas dimensiones extraordinarias, sobre todo, si lo comparamos con el volumen, ya considerable, de cualquier olivo cultivado a su alrededor.

 

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                        ¿Y por qué este olivo sobresale tanto sobre la media?, muy sencillo, porque la variedad “Macho” es ya de por sí muy vigorosa, porque está situado en La Cabezuela, lugar de suelos profundos y fértiles, porque el nivel freático en dicha zona está algo elevado contribuyendo así a soportar muy bien el largo periodo de sequía estival de nuestra zona, y también, porque este árbol lleva más de 50 años sin que ningún hacha haya cortado alguno de los poderos cornales (ramas principales) que surgen formando uves de un tronco principal inabarcable.

            Este coloso de La Cabezuela no es sino el resultado de una serie de factores que ha producido algo extraordinario, descomunal, admirable. Es la mejor prueba de la convergencia de la naturaleza y la mano del hombre; éste plantó el árbol para su alimentación con grasa de primera calidad, y la primera dio rienda suelta a su gran potencial.

      

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      El agua que llevaron nuestros antepasados hasta esta zona de Igea también ha sido determinante para conseguir este porte tan señorial, porque se riega gracias a la  acequia de La Cabezuela que tiene su toma o azud en el arroyo del Reajo (“Regajo” originalmente) dentro del paraje del 

Villar, que a su vez sirve para derivar las aguas de este humilde río al pantano de Gimilieo mediante un gran canal de hormigón. Son estas aguas que surgen de las entrañas de Alcarama las que, junto a los nutrientes y la fotosíntesis, obran el milagro de la producción del oro líquido mediterráneo, el aceite.

            Este gran y singular olivo se encuentra a mitad de camino entre Igea y Las Casas. Para llegar a él cogeremos la carretera de Rincón de Olivedo, caminaremos unos 2 km y medio hasta llegar al camino que hay justo antes de la Yasa Olivillo, lo tomaremos a nuestra derecha e iremos ascendiendo poco a poco entre campos de viejos olivos bien cultivados hasta cruzar la acequia de Olivedo. La yasa, con su pequeño bosquete de ribera formado por chopos, espinos, cornejos,…, embellece el lugar de un modo tan natural como armonioso. Seguimos subiendo las laderas del monte por los campos abancalados de olivos y almendros dando placer a nuestros sentidos: manchas de flores amarillas de las intocables ulagas, mantos de tomillo repletos de flores blancas que desprenden fragancias tan naturales como agradables…


            Para llegar a nuestro destino tomaremos como referencia una joven plantación de almendros en una tierra blanquecina. Justo encima de esta finca está, amarrado hasta las entrañas de la tierra, el Coloso de La Cabezuela, con una copa grandiosa soportada por un tronco y unos cornales gigantescos que nos invita a brindar con ella por la simbiosis entre la naturaleza y el ser humano.


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Localización Google maps:

OLIVO CABEZUELA CROQUIS copia


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