Desde las diez de la mañana, Igea se ha transformado en un vibrante tablero viviente con motivo del VI Torneo de Ajedrez “Villa de Igea”, un evento que consolida su éxito año tras año gracias al esfuerzo conjunto del Ayuntamiento, el Club Ajedrez Alfaro y la Asociación Cultural Igeensis.
Lo que comenzó como una iniciativa inspirada por un torneo celebrado en Aldeanueva de Ebro —popularmente conocida como “la Aldea”— ha evolucionado hasta convertirse en una auténtica fiesta del ajedrez. El compromiso de varios jugadores locales, muchos de ellos vinculados al club alfareño, ha sido clave para afianzar la cita como un referente comarcal.
Este año, la participación ha superado todas las expectativas. Con un cartel que incluía a dos maestros FIDE y varios jugadores con un ELO próximo a los 1.900 puntos, el nivel competitivo es muy notable. No obstante, el torneo mantiene su carácter inclusivo, acogiendo desde ajedrecistas experimentados hasta principiantes, así como una decena de jugadores igeanos. Entre ellos, se contaban tanto promesas infantiles como un jugador jubilado que ha comenzado a competir recientemente, reflejando la diversidad y el espíritu integrador del evento.
La implicación de la comunidad es otro de los pilares que han hecho posible esta jornada. No solo destaca el respaldo del Ayuntamiento —que ahora financia en su totalidad los premios del torneo—, sino también la implicación de las familias. Algunos padres, cuyo entusiasmo no decae ni siquiera cuando sus hijos dejan de jugar, se han comprometido a continuar organizando el evento, reforzando así el tejido social en torno al ajedrez.
Aunque algunas ausencias, como la de los habituales jugadores de Soria (afectados por la coincidencia con las fiestas de San Juan), han sido notables, la edición ha sido considerada un éxito rotundo. No es menor el logro si se tiene en cuenta la población del municipio, de apenas 600 habitantes.
El torneo, además, ha sabido convertirse en una jornada lúdica más allá del deporte. Mientras las partidas se sucedían en un ambiente de sana competitividad, los asistentes más pequeños disfrutaban de un castillo hinchable y talleres de manualidades. La mañana la completado una degustación de preñao, el tradicional bollo relleno que hace las delicias del público y un taller de manualdades donde los más pequeños mostraron su creatividad haciendo camisetas con dibujos de dinosaurios.