Programa completo del lunes 8: La patrona regresa a casa

El lunes de Fiestas en Igea no es un lunes cualquiera. La Patrona vuelve a su ermita. La cosa arranca bien tempranito, a las 07:00 h. con la última campanilla, ese recorrido de auroros que, entre bostezos y emoción, despide uno de los rituales más bonitos de las fiestas. Y ojo, que no es cualquier paseo: es la despedida oficial del “despertador humano” más querido del pueblo.

A las 08:30 h., procesión solemne y subida hasta la ermita de la Virgen del Villar, con misa incluida. El toque más religioso y emotivo del día, que recuerda por qué estas fiestas son lo que son.

Pero la solemnidad pronto se convierte en sabor. A las 10:00 h., los de la peña El Glass se calzan los delantales y reparten el tradicional preñao y un buen vaso de vino para reponer fuerzas y cumplir el refrán: a barriga llena, corazón contento.

Con el estómago alegre, la música vuelve a tomar las calles. A las 11:00 h., la charanga Wesyké hace sonar los metales y tambores para calentar el ambiente del segundo encierro de las fiestas, que arranca a las 11:30 h. con las reses bravas de Enrique Domínguez de Funes. Adrenalina pura en las calles, seguida a las 12:30 h. por la prueba de reses en la plaza.

Por la tarde, vuelta al jaleo: a las 17:30 h. otra ronda de la charanga Wesyké para que nadie se eche siesta, y a las 18:00 h. espectáculo “Casta Aragonesa” en la plaza, con los animales de la ganadería Murillo Conde. Un planazo de toros con acento maño.

Y si alguien pensaba que la fiesta decaía, que se lo haga mirar. Porque a las 19:00 h. la charanga vuelve a la carga, esta vez con parada obligatoria en la peña El Puntazo, donde el zurracapote corre como si no hubiera fin.

La noche arranca elegante, a las 20:00 h., con el Gran Espectáculo de Variedades: música, humor y sorpresas para todos los públicos. Y después, ¡a mover el esqueleto! Desde la medianoche, Disco La Gramola pone la plaza a bailar con dos sesiones (00:00 h. y 02:00 h.), y entre medias, a la 01:30 h., cómo no, la charanga Wesyké regresa para recordarnos que en Igea las noches nunca son cortas.