En Igea ya sabemos que las fiestas no son fiestas si no hay mesa larga, buen comer y mejor compañía. Y eso fue justo lo que se vivió en la Calle Ancha, que se convirtió en el mejor de los salones para celebrar una comida popular de las Fiestas Patronales.
Vecinos de toda la vida y algún que otro invitado de barrios colindantes, disfrutaron de un ambiente de lo más familiar. Porque aquí nadie se queda sin plato ni sin brindis.
El menú, una paella marca de la casa de Chusmari, que comienza a ser tradición y casi religión en la villa. El maestro arrocero se lució, y los comensales no dejaron ni el socarrat. Entre cucharada y cucharada, no faltaron los “¡qué rica está!”, “¡otro poquito por aquí!” y algún que otro aplauso y brindis espontáneo para el cocinero.
La Calle Ancha fue un cúmulo de risas, conversaciones cruzadas y brindis. Porque más allá del arroz, lo importante es compartir mesa, fiesta y cariño entre vecinos, porque esta comida sabe a tradición, a amistad y a ese sabor único que solo Igea sabe dar cuando se sienta a la mesa.
Ricard Fadrique 2025