Mario Alberto Aiscurri ha publicado en Amazon su libro SABORES ENTRAÑABLES Entre Igea y Mataderos (Barrio de BUENOS AIRES).
El libro da cuenta del entramado de influencias, sobre todo españolas e italianas, que configuraron la formación de la cocina argentina en el siglo XX en el que se crió. Según explica el igeano, "De entre todas ellas, destaca la influencia riojana debida, especialmente, a que comencé el recorrido por esta culinaria con las recetas de mi familia y, como todos ustedes saben, mis cuatro abuelos nacieron en nuestro pueblo. De este modo, la influencia riojana se transformó en una marca indeleble."
Su intención era ponerlo de manera gratuita hasta el 7 de enero de 2024; pero la plataforma no lo permite. Por eso Mario decidió "ponerlo al precio de 1 dólar norteamericano hasta esa fecha. Luego de ella, le pondré un precio de venta mayor".
"Siempre he cocinado, hice gofio cuando tenía diez años y papas fritas a los catorce o quince. Sin embargo, la sensación de cierto dominio sobre las técnicas, la expansión de las búsquedas y el perfeccionamiento son más recientes.
¿Cómo empezó el camino que me condujo a ser El Recopilador de sabores entrañales? Simplemente buscando un camino de regreso. Hace algunos años, quince o veinte tal vez, arranqué con la obsesión de recuperar el sabor perdido de la cocina de mi Vieja.
Los primeros esfuerzos tuvieron escasa fortuna, pero me llevaron a otras búsquedas que me condujeron por mejores caminos, logrando acumular una serie de hallazgos que, a mí por lo menos, me resultan interesantes.
Durante la andadura, me formulé algunas preguntas tan excitantes como incitantes: ¿Dónde encontrar hoy los aromas y sabores de la cocina materna, en qué receta de mi vieja, si no me quedó ni una cuartilla de sus recetarios personales? ¿Cómo hacía mi abuela para que sus chorizos chacareros, los que elaboraba en aquella chacra del Partido de 9 de Julio, sigan siendo inimitables? ¿Qué motivó a mi tía Ñata, hija de españoles, para hacer que ese tuco que preparaba, fuera a la vez livianito y picantón, y tuviera un toque calabrés que le daba el ajicito putaparió que su vecino don Michele cultivaba? ¿Por qué, la señora de Koifman compraba tanto hígado en la carnicería del barrio?
En estas páginas, el lector podrá verificar si las respuestas parciales que obtuve son razonables." explica Mario en Amazon.