Los restos del espinosáurido hallado en Igea pertenecen a una nueva especie de este animal, al que se le ha dado el nombre científico de Riojavenatrix lacustris. Así lo publica la prestigiosa revista especializada en Paleontología 'Zoological Journal of the Linnean Society'.
El registro de espinosáuridos de Iberia abarca desde el Hauteriviano tardío-Barremiense temprano hasta el Barremiano tardío-Aptiano temprano hasta el momento, y provienen de la cuenca de Cameros, donde los restos de espinosáuridos son especialmente abundantes en los depósitos del Barremiano. Una revisión del registro de espinosáuridos ha permitido descartar la presencia del género Baryonyx en Iberia; por tanto, sólo Camarillasaurus , Iberospinus , Protathlitis , Riojavenatrix gen. nov., y Vallibonavenatrix se consideran presentes en el Cretácico Inferior de Iberia. Según este estudio, Riojavenatrix es uno de los baryoniquinos más jóvenes del registro fósil.
TERÓPODO MEDIANO
Los espinosáuridos son un grupo de dinosaurios carnívoros (terópodos) de tamaño medio a grande con unos caracteres anatómicos muy particulares: tienen un cráneo bajo y alargado con mandíbulas provistas de dientes cónicos, similar al de los cocodrilos modernos, y unos brazos largos y robustos con manos de tres dedos terminadas en poderosas garras, destacando por su gran tamaño la del dedo uno, el equivalente a nuestro dedo pulgar.
Esta nueva especie proviene del yacimiento 'Virgen del Villar 1', fue localizada a escasos 5 km al sur de Igea gracias a José Ángel Torres y Luis I. Viera, miembros de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, y Pachi Sáez-Benito, director honorífico del Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja en Igea e impulsor de varios estudios paleontológicos en la región.
El estudio sobre Riojavenatrix publicado en la prestigiosa revista inglesa Zoological Journal of the Linnean Society, forma parte de la Tesis doctoral de Erik Isasmendi, investigador predoctoral en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y miembro del equipo “Garras”. En el artículo también han participado Elena Cuesta (investigadora postdoctoral en el Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Argentina y la Universidad de Ludwig Maximilian en Alemania), Ignacio Díaz-Martínez (Universidad de Cantabria), Julio Company (Universitat Politécnica de Valencia), Luis I. Viera y Pachi Sáez-Benito (Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja en Igea ), Angélica Torices (Universidad Complutense de Madrid) y Xabier Pereda Suberbiola (UPV/EHU).
Para Xabier Pereda Suberbiola, uno de los directores de la tesis doctoral de Erik Isasmendi y director de excavación en Igea, «los fósiles descubiertos son de gran interés paleontológico y nos permiten poner a Igea en el mapa mundial de los espinosáuridos y de los dinosaurios carnívoros, en general».
Pachi Sáez-Benito explica que el nombre Riojavenatrix lacustris hace referencia a «la cazadora del lago de La Rioja». Se trata de un antiguo lago donde se acumularon hace 120 millones de años los sedimentos que, convertidos en roca, han proporcionado los fósiles del nuevo espinosáurido y de otra fauna asociada, como peces óseos, tiburones, cocodrilos, tortugas o dinosaurios ornitópodos. Estos descubrimientos hacen que La Rioja se esté convirtiendo en un referente mundial para el estudio de estos dinosaurios”.
El siguiente paso del equipo es publicar otros fósiles de espinosáuridos hallados en Igea, como el esqueleto parcial denominado «Garras» de Peña Cárcena y el excavado en los últimos años en «Virgen del Villar 2». Este último es uno de los esqueletos más completos que se conocen en el registro europeo y mundial. El material de «Garras» está en fase final de estudio antes de su publicación y el de «Villar» está siendo preparado por los integrantes del equipo de laboratorio del Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja en Igea, Alba Marco, Adrián Páramo y Adrián Blázquez.
El equipo 'Garras' en el yacimiento 'Virgen del Villar 2' el pasado verano.