Entrevista a Francisco Álvarez 'Paco'

Papín, el corazón dulce de Logroño

Paco: "La verdad es que me gustaría escaparme más por Igea"
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Ubicada en el vibrante casco antiguo de Logroño y en pleno epicentro de la famosa zona de pinchos, la Pastelería Papin se presenta como un auténtico oasis para los amantes de lo dulce. Un sueño hecho realidad por Francisco Álvarez que, con este establecimiento, se ha propuesto hacer un lugar de encuentro para todos aquellos que buscan una experiencia diferente y accesible. 




Paco, así le llama todo el mundo, al igual que su madre, es natural de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja). Su padre, un igeano  afincado en Logroño, nos explica orgulloso como su hijo, el cual fue soldador hasta los 24 años,  "quería estudiar cocina y se fue a la escuela de hostelería de Santo Domingo de la Calzada". Pero el destino tenía otros planes para él ya que, al no haber plazas, tuvo que apuntarse a pastelero, algo que "odiaba". "Ahí encontré un profesor, Koldo y me empecé a enamorar de la pastelería", explica Paco. A partir de entonces, la mayoría de lo aprendido fue por curioso, "leyendo libros, mirando vídeos y haciendo muchas, muchas pruebas". y viajando por Londres, Austria, Cuba...

Desde su apertura, Papin ha destacado por su compromiso con la diversidad alimentaria. No solo ofrece clásicas delicias, sino que también ha integrado en su carta una variedad de opciones que se adaptan a diferentes necesidades y gustos. Las recetas veganas, sin gluten, sin lactosa, o libres de frutos secos y sin azúcares añadidos no son simples alternativas, sino verdaderas propuestas gastronómicas que sorprenden y deleitan a quienes las prueban.  "Adapto los pasteles que me gustaría poner a la pastelería. Creo las recetas, todas hechas aquí, no es copiar y pegar, buscamos el concepto. Por ejemplo, si  quiero un pastel de chocolate que tenga cinco texturas diferentes y que además sea sin gluten, a partir de ahí buscamos las recetas y empezamos a construir el pastel". Paco se siente particularmente orgulloso de su producto estrella, el único que permanece inalterable desde que abrío el local. "Sin duda el 'Paris Brest', un profiterol con crujiente de cacao, crema de avellana, Garnache de praliné y salsa de chocolate y caramelo. Un clásico francés adaptado por nosotros y que sigue siendo el pastel que más, que más triunfa y que la gente más relaciona con la pastelería".

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El ambiente acogedor y moderno de Papin es un espacio donde los clientes pueden sentarse a saborear una exquisita tarta de chocolate vegana o un bizcocho sin gluten, todo mientras comparten risas y charlas. Y es que Paco ha dedicado años a perfeccionar sus recetas. Su pasión por la pastelería se siente en cada bocado, y su objetivo es claro: hacer de cada visita una experiencia memorable, donde todos se sientan incluidos, sin importar sus restricciones alimentarias. 

Papín se ha convertido en un referente en la ciudad, no solo por la calidad de sus productos, sino también por el sentimiento de comunidad que se respira en el local. "Ya somos un referente dentro del mundo de la pastelería, sobre todo en La Rioja", afirma orgulloso y expresa su deseo de asentarse año a año y acaso abrir alguna pastelería más en Logroño o fuera.

Este descendiente de igeano, recuerda con cariño sus veranos en Igea. "Ahora voy menos. He estado diez años viviendo fuera de España, más los últimos cinco montando la pastelería, pero de pequeño iba muchísimo. Me quedaba todo el verano allá, dos, tres meses. Y lo recuerdo con muchísimo cariño, como los mejores veranos de mi vida. La verdad es que me gustaría escaparme más por Igea", afirma y recuerda cuando iba a las panaderías del pueblo "Iba a por las tastarañas, a por las tortas de chinchorras que me encantan y las culecas. Me acuerdo de todo", concluye.


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