A sus 28 años, Ismail ha recorrido un camino de esfuerzo, superación y pasión. Nacido en Marruecos el 2 de marzo de 1997, llegó a España con un contrato de trabajo que lo llevó inicialmente a Grávalos. Allí vivió un año antes de instalarse en IGEA, su hogar desde hace seis años. Hoy se siente plenamente integrado: “Amo a la gente de Igea”, dice emocionado. Y la comunidad, sin duda, lo ha recibido con los brazos abiertos.
Actualmente trabaja en una fábrica de tortillas en Aguilar, “vine con un contrato de trabajo a Grávalos. Ahora trabajo en una fábrica de tortillas en Aguilar”, resume con sencillez.
Pero más allá del trabajo, Ismael encontró en el running una verdadera transformación. Aunque siempre corrió “de manera lenta y sin estructura”, fue hace cuatro años cuando decidió tomárselo más en serio. Desde entonces, no ha parado: entrena todos los días, incluso, si no tiene una carrera, los fines de semana. Gracias al deporte, dejó atrás hábitos como el tabaco y mejoró notablemente su salud física y mental. “Correr para mí es como una droga, me libera la mente”, afirma. Y no lo dice en vano: su rutina diaria de entrenamiento es casi sagrada. Si un día no puede correr, lo siente como una pérdida. “Si el fin de semana tengo carrera, estoy feliz”, asegura con una sonrisa.
Su especialidad son las pruebas llanas, donde se siente más cómodo y rápido, aunque también se ha animado a entrenar en montaña gracias a su amigo Furri, a quien considera casi un hermano: “El Furri es mi mejor amigo, siempre me ayuda para correr. Con él aprendo mucho”. Junto a otros como Sergio, el Alcalde y su primo Moha de Igea, ha formado una red de apoyo que lo impulsa día tras día.
Su pasión por el running le ha dado numerosos frutos: y está especialmete orgulloso de su carrera en Cameros de 13 kilómetros que completó en 58 minutos. “Tengo un montón de trofeos, como 30”, comenta con orgullo. También recuerda con alegría su primer puesto como “igeano” en la Carrera de los Dinosaurios en IGEA, un evento que le permitió brillar ante su gente.
En su trayectoria también figura una maratón de 42 kilómetros, que logró terminar en aproximadamente 4 horas y media, hito que muchos corredores aficionados aspiran a alcanzar.
Pero lo que más resalta Ismail es el valor emocional del deporte: “El deporte es bueno para la mente, para la salud, para todo”. Considera que correr no es solo ejercicio físico, sino una terapia que ayuda a superar momentos difíciles. “La mente de un corredor es diferente a la de una persona normal”, explica. Correr, para él, es sentirse como un rey, es alcanzar un estado de bienestar inigualable.
Este igeano de adopción no tiene intenciones de convertir el running en un medio para ganar dinero. Prefiere disfrutarlo como lo que es para él: una pasión, una forma de vida. Y cada vez que se prepara para una carrera, lo hace con la misma alegría del primer día. "Correr me hace feliz. Me siento libre, fuerte y agradecido con la vida", concluye.
Ismail no solo ha encontrado su lugar en IGEA, sino que también ha construido una vida donde el esfuerzo, el deporte y la comunidad se entrelazan en perfecta armonía.
Entrevista, Fotos y vídeo: Ricard Fadrique
Intérprete y asesor: Abdelkhalek Edderraz, (Abdel)