Igea a mediados del siglo pasado tenía otro ritmo: calles de tierra y muchas ganas de vivir. En blanco y negro o coloreado, pero con la misma luz de siempre, la de la gente del pueblo. Ver estas imágenes es como abrir un cajón de recuerdos y volver, aunque sea un momento, a aquel Igea de nuestros abuelos.