Tengo un taller en marcha el cual estoy haciendo en diferentes lugares 'reconcíliate con tu niño interior'.
¿Qué quiere decir esto? Bueno, que todos hemos sido niños, niños que en su infancia, a pesar de que nuestros padres hicieron lo mejor que supieron y que pudieron para educarnos y criarnos, algunos crecen con heridas bien, porque no nos han escuchado lo que necesitábamos; bien, porque no nos han hecho todo el caso, o no nos han querido como nosotros hubiéramos necesitado o por el motivo que sea. Estos niños crecen teniendo una herida que se representa hoy en nuestro presente o a través de que soy o muy persistente o percibo relaciones que se parecen a mi padre o a mi madre. Me vuelvo como tacaño. Necesito que me digan muchas veces lo que valgo, lo que no valgo. Trato de imponer mis ideas por encima de todas las cosas. Este tipo de comportamientos vienen a delatar que tenemos una herida con nuestro niño interior.
Pues estoy realizando talleres en los que nos reencontrarnos a través de una visualización que guío con este niño que fuimos. Ver las necesidades que tuvo, verlo, ver cómo estaba, qué quería que necesitaba y tratar de dárselas desde el adulto que hoy es. Y así, en mayor o menor medida, tratar de cubrir todo esto y de solucionarlo y mejorar nuestro día a día, sobre todo en las relaciones interpersonales con los demás.