Una sesión de coaching en la naturaleza nos ayuda a llegar más rápidamente a la esencia del tema que se quiere tratar, preparándonos para profundizar y a desarrollar nuevos patrones de conducta y nos beneficia en la búsqueda de respuestas a nuestras preguntas. Por eso hoy estamos en Igea, mi pueblo paseando por el camino de Nistoso entre huertas por la margen derecha del Linares. Un lugar por el que ya he hecho algunas sesiones de coaching.
Y es que hay personas que están dispuestas a hacer sesiones, a trabajarse, a mejorar sus vidas, a conseguir objetivos vitales para ellos. Pero estar encerrados en un despacho les agobia mogollón. Paseando por al aire libre son capaces de abrirse, de contar sus cosas y de buscar métodos de acción para acercarse a conseguir el objetivo que quieren o mejorar en el ámbito de su vida que ellos desean.