2.1. Del primer Marqués de Casatorre.
Juan José Ovejas y Díaz, nació en Igea en el año de gracia de 1682. Procedente del seno de una familia hidalga de la Villa, aunque de escasos recursos económicos, tuvo que dedicarse desde muy temprana edad al oficio de pastor.
Esta precaria situación, parece ser que le llevó a alistarse en el ejercito, camino escogido en aquel entonces por muchos jóvenes hidalgos que procedentes como él, de familias humildes, pretendían llegar a mejorar su fortuna.
Por sus méritos en la guerra, adquirió el grado de Capitán General y durante su estancia en América llegó a ser nombrado Gobernador de Arica y Toma y Virrey del Perú.
Contrajo matrimonio en Perú con Doña María-Isabel Loaisa y Valdés, y cuentan como anécdota que durante uno de sus viajes de regreso a España acudió a la corte e hizo entrega al Rey como presente de una gallina y doce polluelos de oro; El Rey dijo entonces: «nunca he visto Ovejas con tanta lana». Habiendo regresado definitivamente a España, acudió de inmediato a la casa de sus padres, donde pidió alojamiento sin darse a conocer
La que era su madre cuentan que respondió: "por Dios, como no le vamos a dar alojamiento nosotros, que tenemos un hijo por el mundo y no sabemos nada de él".
Rápidamente, mandó construir una casa para sacar de la pobreza a sus padres. La sólida casona, muy próxima a la Iglesia una vez terminada, no fue de su agrado (se cuenta también que al verla, dijo "que el no viviría en aquella palomera que era más propia para tener guardado el ganado" por ello, dio orden al arquitecto D. Juan Antonio Ximénez de construir el actual Palacio, el cual al advertir la magnitud de la Obra dudó de que pudiese ser llevada a cabo por su elevado costo. Entonces, el que sería Marqués pocos años más tarde, mandó a uno de sus criados al río por un vaso de agua; al regresar el criado con el vaso colmado, le preguntó: "¿ha notado Ud. descender el río en su cauce?", a lo cual con gesto de duda respondió el arquitecto: No Señor, entonces el Marqués le dijo; «pues así sucederá con mi fortuna al concluir esta Obra». Las obras fueron concluidas en el año de 1729, como reza en la veleta de la torre que sirve como lucernario a la escalera interior del Palacio.
Juan José Ovejas y Diaz, fue nombrado Marqués de Casatorre y Vizconde de Arrate por concesión de Felipe V en el año de 1731, siendo sus armas, sobre escudo partido en dos, torre almenada y dos luceros de plata.
2.2. Descripción del Palacio.
El edificio, que se sitúa en un céntrico lugar dentro de la villa, tiene su fachada principal frente a la calle por la que se accede. Su fachada posterior, se abre sin obstáculo alguno a la vega del río Linares, por lo que goza de unas envidiables vistas. Su planta es rectangular, tiene unas dimensiones de 22 x 25 m. y 4 plantas superiores a contar desde el nivel de la calle principal hasta el desván, además de semisótano y sótano que hacia el río, siguen quedando muy por encima del nivel de la vega.
En la mitad inferior de la fachada principal del Palacio, destaca una enorme puerta de dos hojas y una pequeña puerta de acceso; La fachada está adornada así mismo, con balcones en su centro, derecha e izquierda, destacando a ambos lados del balcón que se encuentra sobre la puerta los suntuosos escudos de armas del Marqués de Casatorre. En la Fachada posterior, se encuentran las galerías o solana que dan desde el río un aspecto de cómoda vivienda al Palacio. El umbral de dicha puerta se abre a un espacioso zaguán para carruajes del que parte a derecha e izquierda una amplia escalera de doble tiro que tras unirse en un descansillo, continua, bajo la bóveda de escalera, esta vez en un solo tramo hacia la primera planta.
Los arcos y peldaños de la escalera son de piedra caliza negra, y la balaustrada de hierro forjado en una sobria combinación con los adornos de las galerías y rejas del interior de la bóveda.
Aquello que más llama la atención una vez dentro del Palacio, es su soberbia cúpula en cuyas cuatro esquinas se sitúan como motivo ornamental las imágenes talladas de los 4 evangelistas. A esta bóveda que ocupa desde la planta baja hasta el lucernario en el tejado, se abren desde los pisos superiores, ventanas y balcones con reja de madera en una acertada disposición.
En la primera planta, o planta noble se encuentran las salas privadas y la capilla. La segunda y tercera planta, se destinan a uso doméstico como dormitorios, cocinas, y amplias salas de estar.
Todas estas plantas disponen de cara al río de su correspondiente galería, formada por cuatro arcos frontales y dos laterales de medio punto.
Los materiales empleados en la construcción del edificio fueron de gran calidad; así, los muros estaban formados por sillares de caliza negra (no arenisca) tallada con gran esmero. Los muros de cierre entre esquinas y ventanas no eran de mampostería, sino de ladrillo macizo colocado a «la española». Los forjados o suelos de cada piso estaban soportados por gruesos troncos de pino de excelente calidad y con sus caras bien alisadas. Los suelos eran de loseta de arcilla cocida, con formas cuadradas y octogonales formando graciosos dibujos. El hierro utilizado para rejas, tiradores y accesorios de puertas y ventanas, está primorosamente trabajado y se conserva en un estado excelente.
Las plantas semisótano y sótano del Palacio, se destinaron a uso industrial, y alojaban toda la maquinaria y accesorios precisos para el funcionamiento de un pequeño trujal o molino de aceituna de tracción animal.