Si hay un día en el que se mezclan ternura, diversión y buen humor en las fiestas de Igea, ese es el jueves. Desde por la mañana, los más pequeños y los más veteranos del pueblo son protagonistas de un programa que combina recuerdos, alegría y energía a raudales.
La mañana del miércoles 10 de septiembre trajo el cuarto encierro de las Fiestas de Igea 2025, a las 11:30 h., con las reses de la ganadería Merino Gil de Marcilla (Navarra) como protagonistas.
Emoción, carreras y adrenalina aseguradas… y para los que no corren, también hay premio: la peña La Pinchaita pondrá sobre la mesa una degustación para recuperar fuerzas.
A las seis en punto de la tarde, el frontón municipal de Igea se convirtió en una auténtica caldera. El motivo no era otro que el partidazo de pelota mano por parejas que enfrentó a Prado - Cuairán contra Elizalde - Merino, dentro del programa de las Fiestas patronales 2025.
El martes 9 de septiembre promete ser de los que se recuerdan con una sonrisa de oreja a oreja. Desde la mañana hasta que salga el sol, la fiesta no dará tregua.
Las Fiestas de la Virgen del Villar no dan tregua ni después de la siesta. Este lunes por la tarde, la plaza de Igea volvió a ser punto de encuentro y alegría con el espectáculo “Casta Aragonesa”...
El segundo encierro de las Fiestas Patronales de Igea 2025 fue puntual, a las 11:30 h., con las reses bravas de la ganadería de Enrique Domínguez de Funes (Navarra).
El lunes de Fiestas en Igea no es un lunes cualquiera. La cosa arranca bien tempranito, a las 07:00 h. con la última campanilla, ese recorrido de auroros que, entre bostezos y emoción, despide uno de los rituales más bonitos de las fiestas...
La tarde de este domingo en Igea pintaba de lo más festiva. A las 18:00 h. en punto, con apenas sol y la calle mayor repleta de gente con ganas de adrenalina, arrancaba el primer encierro de las fiestas patronales de la Virgen del Villar.
Medianoche. El reloj marca la frontera entre el viernes y el sábado y, con ella, Igea cambia de piel. Lo que hasta hace unas horas era un pueblo casi tranquilo, se convierte de golpe en un hervidero de música, risas, bengalas y abrazos.